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02 septiembre 2025

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Clematis. Los imaginarios generan realidad

Clematis. Los imaginarios generan realidad

Los dolores imaginarios son, con mucho, los más reales, ya que, se les necesita constantemente y se inventan porque no es posible prescindir de ellos.

Emil Cioran

Clematis y Rock Rose son dos esencias que provocan salirse de la realidad. Sin embargo, hay una diferencia significativa. Mientras Rock Rose saca al sujeto de la realidad de “sí mismo”, disolviendo su sistema de creencias que llamamos identidad, Clematis rompe con el contexto y las circunstancias presentes construyendo imaginarios bajo la figura de “ensueños”. Ambas acciones son gestiones que empujan a la persona a dar un salto fuera de su espacio yoico y, como tales, aportan la posibilidad de vivir una “experiencia cumbre” o trascendente que permite rebasar lo cotidiano y explorar “otras realidades”. Para realizar estas acciones se requiere valentía. El valor de soñar sin temor a disolverse en los propios sueños y saberse anclado en una existencia plenamente fundada (Clematis) y el valor de sobrepasar la identificación con lo que se “cree ser” para abrirse a lo súbito e imprevisible, al descubrir que el alma esta más allá de toda destrucción (Rock Rose). De esta manera cada flor da la potencia de tomar contacto, respectivamente, con los dones de la presencia y la permanencia.

Sin embargo, en sus aspectos desdichados, Rock Rose representa la condición de quedar atrapado en el terror de lo que pasará y tener que enfrentarse al “carácter irremediable de las circunstancias materiales”, un tejido de afectos que lo conduce a hundirse en la desesperanza y a no soportar el entorno en el cual vive, mientras que, Clematis, huye del presente a causa de haberse vaciado su vida de todo lo que le daba placer y amor. En ambos casos se trata de pérdidas, una por acontecer, otra acontecida. Empero, mientras Clematis mantiene la esperanza de recuperar lo perdido, Rock Rose anticipa la desolación. Clematis se auto - redime a través de una ficción, Rock Rose cae a la intemperie de todo consuelo. Esto lo convierte, por polaridad, en “el que rescata”, a quien lo necesite, de los peligros inesperados y repentinos.

Si ahora nos adentramos un poco más en la dinámica interior de estas flores es posible observar que, en ambas, actúa la función constructiva de lo imaginario. Imaginario, un proceso concebido como el conjunto de representaciones con las cuales un individuo, o un colectivo, dan significado pleno al mundo en el que se desenvuelve. Esta es una tesis que quiebra con cierta tradición psicológica que concibe lo imaginario como algo ficticio e irreal. Por lo contrario, lo imaginario es un orden que crea realidad, un universo forjador de presencias que, por el juego de reflejos del doble especular (ver al Otro que refleja, por identificación y proyección, al propio Yo), se vuelve la capacidad que los seres humanos disponen para fundar formas de existencia subjetiva, tanto personal como social. Este espacio imaginario es la manera osada del alma gracias a la cual, merced a la encomienda que otorgó a la personalidad, se instaura un mundo acorde al trabajo evolutivo que ella viene a desarrollar en este plano. Dinámica que le permite pasar, al alma, de la inquietante extrañeza que lo terrenal le provoca, a abrazar y reconciliarse con la temporal carnalidad de la mundanidad.

Volviendo a las esencias florales comentadas, los imaginarios de Rock Rose y Clematis, viven en la inmediatez material de lo que crean. Y, dado que Bach ubica estas flores en dentro del elenco de Curadores/Personalidad, los imaginarios que describen a cada una de ellas son la fuerza que crea las condiciones en la que viven. Esto explica el hecho que las esencias florales promueven un cambio de cómo cada quien mira la realidad y que tal cambio produce efectos transformadores en las personas.

Todos los remedios florales resignifican los imaginarios de la vida, pero, el grupo de los Curadores asume el rol de ser “argumentos imaginarios” que conllevan una lección para aprender, una vocación a realizar y un camino por el cual transitar. Tal vez, esta sea una razón, entre otras, por la cual Bach asocia los Curadores con la posición de la luna al nacer. Y, si se apura un tanto la mirada de Bach en función de sus contribuciones visibles en algunos de sus Trazados Masónicos, el acento cabría colocarlo, además, en los nodos lunares que muestran un camino a seguir. Seguir y perseverar en ese camino indicado por los nodos, brinda la experiencia de aprender a gestionar las circunstancias concretas que enfrenta la Luna (personalidad) y acercarse así a la meta del Sol (alma): la integralidad del Ser en el proceso evolutivo hasta alcanzar el plenario del Espíritu. Por lo tanto, el eje de los nodos lunares, en el mapa de una carta astrológica, es dable asimilarlo al río de la vida. Cada quien tiene el suyo, cada quien debe ser fiel a su río en cada vida a lo largo de las vidas.

Para Bach el alma es una estructura pre - ontológica que trasciende vidas impulsada por el deseo de evolucionar. En su visión, en el mapa astrológico hay que incluir los nodos lunares, puntos imaginarios que muestran el camino que el “ser esencial” recorre en cada encarnación. Así, los nodos, en la astrología cabalística se consideran ``puertas`` que conectan a la persona con el pasado kármico, todo el equipaje que se trae de vidas anteriores. (Nodo Sur) y con la misión y lección actual (Nodo Norte), el camino o la corrección en la vida presente. Los nodos unidos uno al otro, configuran las claves de la realización. Sin embargo, esto es algo más complejo, una complejidad que Bach asume al entrelazar, en el proceso evolutivo del alma, los nodos lunares y el Tikun cabalístico. Conexión que no se manifiesta de modo literal, sino que se revela en la intertextualidad que el discurso de Bach guarda con las consideraciones de la Cábala. (1)

El imaginario de Clematis (luna en Piscis) es haber perdido lo que amaba y le daba placer y, entonces, frente a tal convicción, se disipa todo interés por la vida y, ella, solo es algo que se soporta hasta poder partir. Y, en tanto arriba ese momento, los senderos son borrarse de la realidad hasta la apatía y la indiferencia o imaginar una ficción, un sueño, donde recuperar mañana lo perdido. Desencanto por el mundo, por la propia existencia y la compensación ilusoria en una fantasía idealizada de la cual se depende.

Aplicando lo dicho al conjunto de los 38 remedios, vemos que cada Curador es un argumento imaginario (¿De qué se trata la historia de esta encarnadura?), ese personaje arquetípico que da cuerpo al Alma y que, por el camino de los Siete Ayudantes, va desplegando la trama de esa historia en la Escuela de la Tierra. Tramar, atravesar los hilos del camino, “enredos” que los otros, en especial la familia, han provocado, con su influencia, conducir a las personas a construir un falso yo (una maraña) que cada quien asume como su auténtica naturaleza, aunque no lo sea. (¿Por qué sendero recorro mi historia? ¿Quién creo ser?). Una maraña necesaria para llevar a cabo la tarea de desenmarañar. Y, esa persona, en ese camino, va viviendo diversos escenarios (los últimos diecinueve remedios) cuyos aprendizajes permiten dar los saltos evolutivos que el alma necesita (¿Qué desafíos, tentaciones y pruebas enfrento?).

Personalidad (Luna- Curadores), camino (Planetas- Ayudantes) y recorrido (luna en tránsito, revolución lunar y luna progresada- últimos 19). El abrazo amoroso de la Astrología y la Terapia Floral donde se unen la palabra con el sentir, la explicación con la vivencia, el mito con el rito. Palabra, explicación y mito, conectan la consciencia con la sombra; sentir, vivencia y rito, la personalidad con el alma. Artículo por Eduardo H. Grecco

(1) Bach parece confrontar con una tradición determinista de la Astrología y sustentar, en cambio, la mirada que la Cábala plantea. Esta visión enseña que se nace en el momento justo para ofrecernos las más adecuadas circunstancias para desplegar el potencial del que se dispone. Sean acertadas o equivocadas las decisiones que se tomen, cada quien es el que elige. Esta es una cuestión que para la Cábala y para Bach es crucial. Claro que, a la libertad se suma responsabilidad. De manera que, cada quien es responsable de los lugares que ocupa y las decisiones que toma. Somos responsables de nosotros mismos, de nuestra salud y nuestra enfermedad. Y, lo que no acertamos, las interferencias (planetas), son oportunidades de aprendizaje, forman parte del proceso de evolución. Y esto supone imaginar que lo que amarramos, está en nosotros desamarrarlo. Bach se refiere, en varias oportunidades, a la Astrología que plantea que las personas están prisioneras en la matriz de las posiciones de planetas y estrellas. Él levanta una crítica que se resume en señalar que si se siente estar en una prisión es una prisión que uno mismo construyó En ese contexto el instrumento para quebrar los barrotes de esa prisión es el Tikun (corrección). Bach, sin mencionar este término lo toma muy en cuenta. Algunas citas al respecto “Sin embargo, la comprensión y la corrección de nuestros errores pueden acortar nuestra enfermedad y devolvernos la salud. El conocimiento y la aceptación del propósito del Alma representan el alivio de la miseria y los sufrimientos terrenales, y nos dejan libres para desarrollar nuestro camino evolutivo con alegría y felicidad.” ( … ) “Y en aquellos casos en que se emprenda la corrección de la mente con suficiente antelación, podrá prevenirse la enfermedad antes que se produzca. alivio, sin poner fin a la causa.” (…) “La curación debe emanar de nuestro interior, por medio del conocimiento y la corrección de nuestras faltas, y la armonización de nuestro ser con el Plan Divino.” Ahora bien, en la Cábala el Tikun pone de manifiesto las resoluciones llevadas a cabo en vidas pasadas (que se reflejan en el tipo de personalidad de la vida presente) y el abanico de posibilidades sobre las cuales ahora hay que optar. Esto nos permite comprender la vocación y propósito de vida, reconocer el camino que debemos transitar, dar lugar a las experiencias, faltas y virtudes acumuladas a lo largo de las vidas, ser capaces de identificar los desvíos, adversidades y obstáculos que retrasan el avance evolutivo, desarrollar el potencial latente del alma. En este sentido Tikun evita los desvíos, protege de las influencias, muestra el sendero. Lo interesante es que en el mapa astrológico Tikun se denomina nodo lunar.

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